
Creemos que algunas personas que se unen a las iglesias lo hacen con falsas expectativas. Recordemos que el concepto bíblico de iglesia no se refiere al edificio, sino a las personas que las forman. Las primeras iglesias cristianas de la historia no tuvieron templos… ¡y eran, sin duda, iglesias! Tres siglos después se construyeron los templos y hoy es común decir vamos a la iglesia cuando nos dirigimos a un templo para reunirnos con otros creyentes y adorar a Dios juntos.
La iglesia, sin embargo, aunque ocasionalmente se reúna, es mucho más que las reuniones que realiza. A la iglesia no se va, a ella se pertenece o no. A los templos sí vamos aunque ello a veces no signifique que pertenezcamos a una iglesia en particular y estemos en comunión con ella.
De modo que si los templos nos impresionan mucho por la belleza y majestuosidad de algunos de sus edificios, siempre debemos recordar que la iglesia es más valiosa que ellos, incluso en el caso de que quienes pertenezcan a ella nos defrauden…