
«Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; ahora bien, con toda confianza como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte (Filipenses 1:12)».
Está ocurriendo un aterrador recrudecimiento de los contagios por Covid-19. También Cuba ha reportado los mayores números de diagnósticos positivos diarios desde el principio de la pandemia. El incremento durante los últimos meses, y la aplicación el mes de enero pasado de nuevas medidas económicas, añaden preocupaciones e inestabilidad a la vida de todos. Es un momento desbordado de preocupaciones angustiosas.
A veces animamos a otros dándole una palmadita en el hombro, diciéndoles:
—Tranquilos, todo saldrá bien, Dios no abandona a los suyos.
Son palabras consoladoras, aunque lo único verdadero que afirman es que Dios no abandona a los suyos; pues no siempre todo sale bien. ¡En la vida muchas cosas terminan mal! Jesús advirtió que en el mundo tendréis aflicción, más confiad, yo he vencido al mundo (Juan 16:33). Si quieres leer una lista espantosa de aflicciones, injusticias y tragedias que los hijos de Dios pueden sufrir, lee Hebreos 11 y concéntrate en los versículos 36 al 39. ¿Lo leerías ahora si tienes una Biblia a mano? La fe en Dios no hace desaparecer prodigiosamente todos los sufrimientos, aunque sí logra que los enfrentemos como corresponde. Si con frecuencia Dios nos libra de aflicciones, otras veces su gracia y su amor nos fortalecen para sobrellevarlas.
La pandemia ha cambiado muchas de nuestras costumbres, incluyendo la forma en que mostramos amor a familiares, amigos y hermanos en la fe. Quienes insisten que podemos abrazarnos y besarnos como antes, parecen ignorar que Dios dispuso las medidas de aislamiento que encontramos en Levítico para con enfermedades infecciosas como la Lepra, y que la primera cuarentena de la historia —que duró más de un año—, la impuso Dios a Noé y a su familia, librándoles de la muerte. Descuidarnos cuando sepamos que un peligro acecha es una actitud temeraria, desprovista de piedad y virtud.
Los que asistimos regularmente a la iglesia estamos sufriendo la carencia de las actividades cristianas. ¡Esos templos cerrados! Ahora bien, aunque adorar y obedecer a Dios incluye el deber de congregarnos; cuando circunstancias como esta impiden reunirnos, debiéramos recordar que Dios es Omnipresente. ¿Creerán algunos que vive recluido en templos y se enfurece si no van a visitarle? ¿Acaso lejos del templo no puede adorársele, obedecerle y tener comunión con él? Me temo que para algunos, adorar a Dios signifique participar en reuniones y liturgias porque sin ellas no experimentan su presencia. ¿Habrá permitido Dios esta experiencia para recordarnos que la verdadera fe depende más de una relación personal con él, que de la asistencia a reuniones y celebraciones?
Pensando en la última afirmación, recordé tres personajes bíblicos fascinantes. El primero es José, hijo de Jacob. ¿Conoces con cuántos hebreos fieles se reunió después de que sus hermanos lo vendieron como esclavo a mercaderes madianitas? Su virtuoso desempeño posterior solo se explica porque Dios estaba con él y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría… (Hechos 7: 9-10). Inmerso en un imperio pagano, su relación con Dios bastó para que él mostrara fidelidad inclaudicable.
El segundo es Moisés, excepcional líder hebreo. Hijo de una piadosa familia esclava en Egipto, gracias a la estrategia materna salvó su vida y fue educado en el palacio del Faraón; apartado de su pueblo y su familia. Aunque su madre le inculcó la fe mientras le atendió como niñera en sus primeros años; en lo sucesivo vivió inmerso en una sociedad pagana. Al igual que José, fue tan fiel a sus convicciones hebreas que escogió ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado (Hebreos 11:25). ¿Entiendes? Hoy muchos jóvenes dicen ser cristianos y parecen disfrutar muchísimo asistiendo a la iglesia, pero no son pocos los que sucumben a la influencia del mundo o se alejan totalmente de la fe cuando alcanzan la adultez. ¿Qué estará sucediendo?
El tercero es Daniel. Casi adolescente, cautivo de una civilización muy superior a la suya, lejos de su familia y costumbres hebreas, propuso en su corazón no contaminarse (Daniel 1:8). Así llegó a ocupar posiciones claves y peligrosas en las cortes de imperios paganos. Vivió rodeado de enemigos envidiosos que hicieron todo lo posible por destruirle pero él mostró una fe inquebrantable y una comunión íntima con su Dios aunque vivió en un medio totalmente ajeno a sus creencias. ¡Qué tres ejemplos! ¿Comprendes? Le fe depende más de la relación personal con Dios que de las reuniones religiosas aunque nos agraden y sean buenas.
No obstante, creo firmemente en el valor de la iglesia, la adoración comunitaria y la comunión fraternal de los creyentes; aunque temo que nuestras estructuras y costumbres fallen al no trasmitir con eficacia un valor esencial de la fe cristiana: la relación transformadora, íntima, constante e indestructible del creyente con Dios donde quiera que esté y ante cualquier situación. Como la Biblia enseña que no dejemos de congregarnos como algunos tienen por costumbre (Hebreos 10:25); aclaro que dejar de hacerlo por causas mayores y ajenas a nuestra voluntad, no significa desobediencia ni falta de fe. El apóstol Pablo, preso en Roma, aprendió que su reclusión y la paralización de sus viajes misioneros no impidieron su comunión con Dios, la propagación del evangelio ni el alcance de su ministerio. Debemos aceptar las aflicciones inevitables confiando en que el Señor sabe lo que hace. Dueño absoluto de nuestras vidas, su voluntad es perfecta aunque nos azoten pandemias, cuarentenas o crisis económicas. También creo que dejar de asistir solo a la iglesia pero continuar con todas nuestras otras actividades seculares en los lugares donde los templos pueden estar abiertos, dice demasiado de cuáles son mis prioridades y la realidad o no de la fe que digo profesar.
¿Estás acercándote a Dios en este tiempo de pandemia, confinamiento, carencias, planes truncados y malas noticias todos los días? Si así haces, enfrentarás con mejor ánimo este tiempo difícil y podrás bajo su dirección tomar las mejores decisiones. Reducidas tus actividades y relaciones debido a la situación actual, enfócate en desarrollar una comunión íntima, profunda y personal con él. Ahora, que parece alejarse más el retorno a una vida normal, urge orar como el salmista: Oh Dios, ten misericordia de mí. Porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos (Salmo 57:1).
Todos conocemos creyentes que imposibilitados por determinadas enfermedades o duras condiciones limitantes —y a veces injustas— que les ha impuesto la vida, a pesar de todo muestran una fe radiante y un espíritu animoso en los momentos más terribles. Así logran ser fuente de inspiración constante para quienes les conocen. Otros, pareciera que asiduamente y por cualquier nimiedad el mundo se les viene encima. Maximizan sus aflicciones y sus lamentos son tantos, que cansan y ahuyentan a quienes pudieran animarles y ayudarles. Bien dice la Biblia que el ánimo del hombre soportará su enfermedad, ¿pero quién soportará al ánimo angustiado? (Proverbios 18:14). Por eso es importante el desarrollo de una fe sincera y vital, que basada en la Palabra de Dios nos capacite a enfrentar las aflicciones inevitables de la mejor manera.
El secreto entre una actitud y otra va más allá del carácter o el temperamento. Depende de que siguiendo las enseñanzas bíblicas vivamos fortalecidos por el Espíritu Santo. Podrá parecernos contradictorio, pero si en estos tiempos tan difíciles nos acercamos más al Señor humillados ante su presencia y rendidos a su voluntad —que pudiera ser diferente a la nuestra—, creceremos en espiritualidad, fe, devoción personal, fortaleza y sabiduría.
¿No lo crees? Prueba y verás.
En mi experiencia si creo que la verdadera fe depende de una relación personal que en reuniones en los templos . Esta inolvidable experiencia nos ha llevado a conocer mejor a hermanos, unirnos frecuentemente por teléfono para orar, sufrir juntos , orar juntos …Nos ha llevado a testificar en redes sociales cómo nunca antes … A escuchar y leer más la Palabra y de los testimonios de otros hermanos.
“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;”
2 Corintios 4:17 RVR1960
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