
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo de diablo, en que están cautivos a voluntad de él (2 Timoteo 2: 24-25).
Un desafío es todo lo que nos obliga a reaccionar, responder o actuar en un momento dado. Es sinónimo de reto, provocación y amenaza. Josué, el sucesor de Moisés, desafió al pueblo en su discurso de despedida: Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses que sirvieron vuestros padres cuando estuvieron del otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová (Josué 24:15).
Otro desafío bíblico es la pregunta de Jesús a los doce, cuando muchos de sus otros discípulos lo abandonaron. Él quiso saber de inmediato que harían aquellos que había escogido para que estuviesen siempre con él y les desafió: ¿Queréis acaso iros también vosotros? (Juan 6:67).
Los capítulos 3 y 4 de la 2da carta de Pablo a Timoteo nos señalan el camino ante el desafío que el enfoque de género presenta a los creyentes en Cristo. Tras hablar de la conducta humana y convencido de que los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados (3:13), el apóstol amonesta a su hijo espiritual para que se afirme en lo que ha aprendido y cree. Le explica cómo reaccionar y le comparte que él mismo, a pesar de su fidelidad al ministerio cristiano, sufrió también por el mal actuar de unos y la traición de otros.
Invito a mis lectores a leer y estudiar profundamente los dos últimos capítulos de la segunda carta a Timoteo. Ellos nos ayudan a entender cómo responder ante el enfoque de género, que no solo está presente en nuestro país sino que intentando defender derechos humanos se difunde por el mundo. Para saber cómo reaccionar a tal desafío, aconsejo analizar la estrategia que Pablo recomendó desarrollar a Timoteo con respecto a la conducta humana de los tiempos postreros.
¿Conoces el significado de la palabra estrategia? Es una serie de acciones muy meditadas, encaminadas hacia un fin determinado; y eso es lo que Pablo presenta en este versículo: “Pero tú, sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio (4:5)”. Él no dice a Timoteo que ignore el desafío porque le insta a hablar a tiempo y fuera de tiempo, exhortar, redargüir y reprender. En realidad diseña un plan sobre cómo debe responder un obrero cristiano a la conducta humana de los tiempos postreros. ¡Por supuesto que no existía el concepto enfoque de género en los tiempos en que Pablo escribió! No obstante, como se refiere a conductas humanas ajenas a las enseñanzas bíblicas, pueden ayudarnos a nosotros a reaccionar sabiamente ante los retos que ahora enfrentamos.
1.- PRIMER PASO DE LA ESTRATEGIA: SER SOBRIO EN TODO.
Como la expresión ser sobrio pareciera que insta a no hacer nada, puede que de entrada pensemos que no es conveniente. Vivimos una época en que todo nos incita a impresionar, llamar la atención, responder o actuar agresivamente. ¿No has visto con qué facilidad en las redes sociales la gente ofende, ataca y denigra a los demás? Como Pablo sabía que Timoteo se enfrentaría a maestros que conforme a sus propias concupiscencias apartarían de la verdad el oído y se volverían a las fábulas (4:3-4) le insiste: sé sobrio en todo. Si consideras que la sobriedad es debilidad o apatía estás cometiendo un error garrafal.
La palabra bíblica que se traduce por sobrio, significa estar en control de sus fuerzas, sentimientos y emociones. Del mismo modo que un atleta necesita tener control y concentración para desplegar correctamente toda su fuerza y sus capacidades, responder a desafíos importantes requiere que tengamos dominio total de todo lo que decimos y hacemos sin dejarnos llevar por instintos, temores ni impulsos emocionales. El control y la concentración aumentan la fuerza de cualquier argumento, la explosión de sentimientos y temores tienden a desbocarnos, lo cual ante un desafío como este sería trágico porque cerraría los oídos de quienes queremos nos oigan.
Nunca creas que actuar con sobriedad demuestra cobardía o debilidad. Tampoco significa que demos la callada por respuesta porque no es el sentido de la palabra bíblica que aparece varias veces en el Nuevo Testamento. Ser sobrios significa ser razonables, sensatos, actuar con dominio propio. Mientras más importante y retador es un desafío, más cordura, más seriedad, más sobriedad, más prudencia.
¿Por qué insiste la Biblia que seamos sobrios? Lo hace porque el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.» (1 Pedro 5:8); porque el fin de todas las cosas se acerca (1 Pedro 4:7); porque debemos esperar por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado (1 P 1:13); porque debemos vestirnos de una coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo (1 Tes 5:8). ¿No te parecen razones suficientes?
¿Qué implica ser sobrios en un momento como este?
-Implica que aunque sentimos que el enfoque de género es un reto ineludible, debemos reaccionar con cordura. Podemos errar si al ser retados, dejamos que los sentimientos, el instinto o el pánico por lo que creemos que nos viene arriba controlen nuestras reacciones.
-Implica que debemos invertir tiempo en estudiar qué significa el enfoque de género. Uno no puede combatir por ideas preconcebidas. Si al hablar en contra del enfoque de género se hace obvio que ignoramos cuáles son todas las pretensiones expresadas por quienes lo promueven, o manifestamos ignorancia o desinterés por los sufrimientos que muchos han padecido por fuertes y muy ciertas injusticias históricas con respecto a la relación sexo-género, lo único que lograremos es que pierdan fuerza nuestros argumentos ante quienes nos escuchan.
-Implica que no podemos caer en el mismo error de quienes nos acusan por rechazar dicho enfoque. Nos quejamos de que ellos nos atacan más bien por presuposiciones debido a que no conocen –y tampoco quieren oír- qué es lo que realmente pensamos y enseñamos. ¿Podrías leer esa última oración otra vez? Si nos molesta que traten de imponernos sus criterios sin conocer a profundidad que creemos nosotros, no podemos caer en lo mismo. A su vez, cuando vayamos a expresar nuestros criterios, recordemos que el espíritu con que hablemos y el respeto que mostremos a los demás es importante aunque a nuestro entender sus opiniones sean erradas. Nuestra actitud puede abrir o cerrar oportunidades.
-Implica que al expresar nuestras creencias, no podemos trasmitir odio, desamor o desprecio hacia ninguna persona. Nos gusta mucho decir que odiamos al pecado y amamos al pecador. Pero a veces nuestras actitudes y expresiones muestran lo contrario. El amor hacia los pecadores no puede ser etéreo, tiene que demostrarse en nuestra interacción diaria con ellos. Aunque apreciar a una persona si despreciamos su conducta sea una tarea muy difícil, ¿acaso no es eso lo que Dios hizo con nosotros? No olvidemos que la Biblia enseña que nosotros le amamos a él porque él nos amó primero (Juan 4:19).
2.- SEGUNDO PASO DE LA ESTRATEGIA: SOPORTAR LAS AFLICCIONES.
En ningún momento podemos olvidar que el sufrimiento es inevitable: estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz, en el mundo tendréis aflicción, más confiad yo he vencido al mundo (Juan 16:33). No es extraño que ahora suframos por el enfoque de género. No nos engañemos: es posible que a muchísimas personas no les agrade en lo absoluto esa teoría, pero de ahí a que tomen una posición en contra, o que estén dispuestos a sufrir por ello, es otra cosa. Y más todavía, estemos conscientes de que hay personas que se consideran cristianas que a ese respecto no piensan igual que nosotros, por lo cual, también nos acusan de “fundamentalistas” o “iglesias retrógradas”, etc; lo cual nos hiere mucho más. Aunque consideremos no merecer esos calificativos, como creemos que la Biblia es la Palabra de Dios y nuestra única regla de fe y práctica, no tenemos otra opción que oponernos al enfoque de género. Recordemos que el llamado a seguir a Cristo incluye cargar una cruz. El creyente que crea que siendo fiel a Dios se liberará de todo sufrimiento no ha entendido la fe ni conoce la historia cristiana.
¿Qué implica la expresión soportar las aflicciones?
–Implica aferrarnos a lo que creemos que es la verdad de Dios, aunque ello nos cause problemas, sabiendo que el consuelo divino nunca nos faltará.
-Implica que Dios nos dará fuerzas y sabiduría no solo para enfrentar el sufrimiento sino para evitarlo cuando sea posible, porque también creemos que todo lo que sucede en nuestras vidas tiene un propósito aunque no lo entendamos.
-Implica que sufrir por nuestra fe es un privilegio. Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino que también padezcáis por él (Filipenses 1:30).
-Implica que el sufrimiento no nos libera de vivir santa y piadosamente. Los creyentes en Cristo podemos ser maltratados, heridos, vilipendiados y despreciados, pero no podemos maltratar, herir, vilipendiar o despreciar a nadie. ¿Acaso Cristo no es nuestro ejemplo supremo? No tenemos autorización para tirar piedras. ¿Recuerdas su respuesta cuando un agresivo, exaltado y justiciero grupo de acusadores quería apedrear a una mujer adúltera? El que de vosotros esté sin pecado… sea el primero en arrojar la piedra (Juan 8:7). ¿Entonces?
3.- TERCER PASO DE LA ESTRATEGIA: HAZ OBRA DE EVANGELISTA.
–Cuando Pablo le escribe a Timoteo que prediques la Palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina (2 Tes 4:1-2), se refiere a la enseñanza de toda la doctrina cristiana. Además, le especifica: haz obra de evangelista, o sea, que se preocupe por predicar el evangelio a los pecadores.
Aunque haya diferentes ministerios en la iglesia, y los dones personales definan qué tanto se ocupa una persona de un ministerio u otro, hacer obra de evangelista es un deber común. Ahora bien, al ser desafiados por el enfoque de género, es primordial que estemos muy claros sobre el concepto bíblico de pecado. Cuando la Biblia dice: por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23), se refiere a todo tipo de pecado y no exclusivamente a los pecados sexuales. Las personas pueden tener una conducta sexual correcta y estar bajo el juicio de Dios por su avaricia, idolatría, egoísmo o su corrupción en otras esferas de su comportamiento. Si hay conductas sexuales catalogadas como pecaminosas en la Biblia, en la misma lista aparecen otras que nada tienen que ver con el sexo. Por lo tanto, no es correcto que nos horroricemos en la iglesia por ciertos pecados sexuales y le pasemos la mano o convivamos con otros que la Biblia condena en la misma medida. Si así hacemos, estamos corrompiendo el evangelio y olvidando que si la gracia de Dios ha cubierto nuestros pecados, bien podemos ser generosos con todos los pecadores sin distinción, porque el perdón de Dios puede alcanzar a todos si se arrepienten.
¿Qué implica hacer obra de evangelista en estos tiempos?
-Implica que debemos ser consistentes con el concepto bíblico de pecado. Como todos los pecados demuestran rebelión contra Dios, todas las personas necesitan que les presentemos el evangelio con el mismo amor y buena voluntad; incluidos quienes nos están atacando, acusándonos de fundamentalistas, misóginos y reaccionarios. Si no les presentamos a ellos el evangelio, estamos desobedeciendo al Señor.
-Implica que nuestro rechazo total al enfoque de género, no indica rechazo a las personas que lo promueven y a quienes practican la diversidad sexual. Según la Biblia, pueden recibir el perdón y ser regenerados como cualquier otro ser humano. Que pequen en el área de la sexualidad o en los propósitos que están llevando adelante, no impide que sean valiosos para Dios. ¿Cómo podemos odiarles? ¿Quién era Saulo de Tarso cuando Dios le llamó en el camino de Damasco? ¿Quiénes eran los publicanos Mateo y Zaqueo, María Magdalena y otras personas con quienes Jesús se sentaba a compartir y comer? La gente los odiaba y despreciaba, pero él les amó e invitó a seguirle. ¿Por qué dijo a los principales sacerdotes y a los ancianos del templo: “De cierto os digo que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios (Mateo 21:31)”. Nunca debiéramos olvidar que Jesús fue más crítico con los religiosos recalcitrantes e hipócritas, que con los pecadores más depravados.
-Implica que no podemos olvidar que la principal misión de la iglesia es alcanzar a los pecadores con el evangelio de Cristo. Podemos debatir y expresarnos contra el enfoque de género y otros problemas sociales, siempre que no olvidemos ni abandonemos nuestra principal misión (Mateo 28:19-20). Nuestro mayor esfuerzo debe encausarse en lograr que las personas se arrepientan y busquen al Señor para su propio bienestar terrenal y eterno. Cualquier otra lucha podrá ser valiosa, pero la predicación del evangelio es prioritaria.
4.- CUARTO PASO DE LA ESTRATEGIA: CUMPLE TU MINISTERIO. Pablo aconseja a Timoteo a hablar a tiempo y fuera de tiempo, pero a la vez, que sea sobrio y sufrido. Le insiste que como conoce las consecuencias de todo pecado humano haga obra de evangelista y cumpla su ministerio. Temo que algunos no tengamos un concepto claro de lo que la palabra bíblica ministerio significa. Para muchos es solo un cargo de dirección, una posición privilegiada donde quien ministra recibe el cuidado, la atención y la aprobación de todos. ¡Nada más ajeno a la enseñanza bíblica!
Cuando Pablo ordena a Timoteo cumple tu ministerio le recuerda que es un servidor de Dios y de la gente, no un empresario, un dirigente, o un ser superior a todos. Por lo tanto, no puede ser dominado por la soberbia, sino por la humildad, debe amar a las personas, sean como sean porque intenta rescatarlas. Olvidándose de sí mismo debe servir a los demás por obediencia a Dios. La palabra ministro es tan grande que en vez de enorgullecer a quien la lleva, debiera aplastarlo. Es penoso que la cualidad esencial del ministerio cristiano parezca brillar por su ausencia en muchos lugares: nada hagáis por contienda o por vanagloria, antes bien en humildad…(Filipenses 2:3). ¿Te extraña que las palabras contienda y vanagloria aparezcan juntas en este versículo? Ambas se alimentan una de la otra. Es significativo que antes de perfilar la estrategia paulina que hemos presentado en esta conferencia, Pablo haya recordado a Timoteo: que el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad (2 Timoteo 2:24-25).
¿Qué implica cumplir con nuestro ministerio en este tiempo?
-Implica que aunque nuestro desacuerdo con el sistema de pensamiento que provoca el enfoque de género es ineludible, debemos manifestarnos en los términos en que nos corresponde como ministros de Cristo. Tanto nuestro vocabulario como nuestras actitudes, nuestras reacciones y las acciones que desarrollemos, deberán mostrar siempre el inmenso amor de Dios por la humanidad perdida. Tenemos que experimentar, como expresó Pablo el sentir que hubo también en Cristo Jesús (Filipenses 3:5).
-Implica que en todo momento recordemos que nuestra posición no es contra personas, sino a favor de ellas y por su bienestar. Nuestro interés es advertir sobre conceptos y acciones que consideramos nocivas y destructivas para la sociedad en general. Nuestros profesionales, pastores y especialistas deben estudiar sobre las consecuencias del enfoque de género en otros países para instruir a los creyentes y que a su vez, estos puedan hablar con autoridad y conocimientos suficientes dónde y cuándo sea pertinente.
-Implica que como servidores de Dios y de la sociedad, nos asesoremos legalmente con nuestros hermanos abogados y personal jurídico y aceptemos su dirección. Teniendo en cuenta los grandes y diversos problemas que enfrentamos en estos momentos, es muy importante que todas las acciones que realicemos estén dentro de la legalidad. Intentemos, al menos, no propiciar situaciones que en vez de ayudar a nuestras mejores intenciones provoquen lo contrario. No permitamos que nadie tergiverse las razones y el propósito del mensaje cristiano del amor de Dios, salvación y redención por medio de Cristo.
CONCLUSIÓN
Me emociona comprobar cómo Pablo termina su pedido a Timoteo de que sea sobrio en todo, soporte las aflicciones, haga obra de evangelista y cumpla su ministerio: Porque yo ya estoy para ser sacrificado y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabad la carrera, he guardado la fe, por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino a todos aquellos que aman su venida (2 Timoteo 4: 6-8). Aunque ha tenido fieles seguidores a su lado, varios versículos después nos sorprende con una declaración espeluznante: En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon. (1 Timoteo 4:16) ¿Cómo pudo suceder? Los que estaban junto al gran Pablo, el amado y súper admirado apóstol de los gentiles, ¿le abandonaron en el momento que más les necesitaba?
Recordemos que la conducta humana ─incluyendo la nuestra─, puede ser impredecible si presionados por acontecimientos que nos desconciertan, actuamos fuera de control. ¿Por qué el apóstol al hablar de quienes le abandonaron pide que no les sea tomado en cuenta? ¡Se refiría a hermanos que lo habían abandonado cuando él más los necesitaba! Él, no obstante, como no había perdido el control, como sabía que el sufrimiento es parte de la vida, creía en la suprema bondad del evangelio de Cristo y se consideraba solo un servidor de los demás, mostró misericordia y liberó así de culpa y juicio de otros a quienes le abandonaron. Eso es gracia, la misma que Dios muestra para con todos nosotros.
Es crucial que al explicar las razones por las cuales nos oponemos radicalmente al enfoque de género, no nos dejemos llevar por ningún otro motivo que no sea el de enseñar y compartir la verdad de Dios y las posibles y terribles consecuencias de ignorarlas.
¡Que el Señor nos ayude para que todos, impregnados del sentir de Cristo, ante este enorme desafío y actuando como corresponde, podamos declarar como Pablo:
Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
ACLARACIÓN: Este artículo es una edición de la conferencia «El enfoque de género: desafíos que representa para las iglesias», el cual fue presentado por el autor mediante Telegram, en la noche del 16 de junio 2020 durante la campaña de orientación bíblica sobre el género del Ministerio juvenil de la ACBCOCC.