
Debemos cuidarnos de tener un espíritu agligido. Si bien hay momentos y circunstancias que nos afligen y entristecen grandemente, los creyentes no podemos ignorar que aun en los peores momentos Dios está a nuestro lado dispuesto a ayudarnos. Aunque a veces nos corresponda enfrentar grandes sufrimientos, todos tenemos una larga lista de bendiciones que debemos agradeder al Señor. ¡Muchas más de las que merecemos! Nunca olvidemos lo que dijo el salmista: Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú, Dios mío, no te tardes (Salmo 40:17). Una cosa es afligirse ante una tribulación inesperada y otra es vivir todo el tiempo angustiado sin valorar las bendiciones que constantemente recibimos.
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