¡Son tus hermanos!

Por el pastor: Durley López Gómez, Convención Bautista Libre de Cuba

¡Qué nada de lo que esté ocurriendo a tu alrededor te haga olvidar que los que hoy están sufriendo, llorando, o anhelando algún tipo de alivio para sus vidas también son tus hermanos! Quizás no de sangre e incluso ni tan siquiera en la fe, pero son tus hermanos. Son ellos los que hoy despiden a diario a sus familiares en hospitales o centros de aislamientos, por causas justificadas o no, pero ya no le verán más.

 Son hombres y mujeres igual que tú, que respiran y viven por la gracia de Dios. Son nuestros hermanos los que buscan cambios para sus vidas y familia, los que quieren vivir al menos con el entusiasmo de un sueño como niños chiquitos. Son ellos los que claman a Dios cada mañana para que la salvación divina, esa que llega solo a través de Cristo, pueda intervenir en la mente y en los corazones de tantos que hoy continúan en una posición rebelde ante él.

Son nuestros hermanos los que hoy piden misericordia y perdón para nuestra nación cubana, hemos nacido en la misma tierra, todos nos hemos alimentado de ella, crecido y formado, probablemente en diferentes lugares pero de igual manera. Hoy, no quiero que veas los problemas de otros, el dolor de algunos y mucho menos el desamor de unos pocos como una carga sobre tu espalda. No veas a esos que se desesperan a diario como extraños, no lo son. Las circunstancias por las que atraviesan esos que tú conoces debieras sentirlas como tuyas, el dolor ajeno, provocarte lágrimas y así, poner en práctica lo que la Biblia nos enseña al expresar que: Cuando tengan dificultades, ayúdense unos a otros… (Gálatas 6.2)

¿Entiendes eso? Las dificultades actuales no son propicias para emitir juicios, censuras, críticas y mucho menos para condenar a nadie, haciendo con algunos lo que ni tan siquiera Cristo hizo con nosotros sobrándole motivos. Porque Dios no me envió a esta mundo para condenar a la gente sino para salvarla (Juan 3.17). No creo que son tiempos de juzgar al que hace o no hace, sino de pensar si nosotros estamos haciendo lo que nos toca, lo que debemos y lo que verdaderamente estamos llamados a hacer. Y por supuesto dentro de tal llamado siempre ha de estar el de apoyar, levantar, sí, darle la mano a aquellos que no pueden sostenerse, a los cansados y débiles, a los que muchas veces tenemos que llevar a nuestras espaldas, ya desfallecidos, pero jamás hemos de dejarles solos.

Son tiempos en los cuales necesitamos más apoyo que nunca, pero no en forma de juicio como algunos acostumbran y eso no quiere decir que no nos equivoquemos, sino que seamos empáticos, que aprendamos a entender lo que motiva a cada cual a hacer las cosas que hizo e incluso a cometer los más grandes errores. No olvides que entender a una persona no es consentir lo mal hecho, es ponernos en su pellejo, porque muchas veces la única manera que tendrás para ayudar a alguien será entendiéndole no acusándole.

De modo que pensemos un poquito más en los demás, ellos sienten, lloran, padecen, también se desesperan, logran cosas y se equivocan en otras… y de lograr esto, seremos más fuertes, más unidos…No te enfurezcas, ni lances dardos sobre el que piensa diferente, si Dios hubiera hecho lo mismo contigo me pregunto… ¿Dónde estuvieras hoy?

Respeta el derecho de cada cual a tener un pensamiento o simplemente una opinión, aunque ésta sea totalmente opuesta a la tuya, el respeto nos mantiene unidos, la crítica nos divide. Recuerda, esos también son tus hermanos, unos más bajos o más altos pero son tus hermanos, y cuando se les ama de verdad, siempre se busca la manera, (porque siempre existe) de ayudar, de comprender y sobre todo de sostener los brazos de aquellos que en medio de estos tiempos se sienten frustrados, desamparados y sin aliento.

Solo quiero que reflexionemos hoy, en la necesidad que tenemos como hermanos, como amigos, como pueblo, de apoyarnos, de unirnos en un clamor, en un mismo sentir, en una misma obra. ¡Apoyémonos más! ¡Dejemos a un lado tantas diferencias! Guardemos por un tiempo las lanzas y las flechas ¡Son tus hermanos! No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios nos los juzgará a ustedes. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duros con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás. ¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que el ojo del otro hay una basurita y no te dieras cuenta que en tu ojo hay una rama. (Mateo 7: 1-3)

Dios te bendiga

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