
Todos los creyentes en Cristo debemos estar dispuestos a ayudar y aconsejar a otras personas siempre que se nos presente la oportunidad. El apóstol Pablo escribió a los colosenses: La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con toda sabiduría… (Colosenses 3:15). Y también exhortó a los tesalonicenses: Por lo cual, animaos unos a otros, así como lo hacéis (1 Tesalonicenses 5:11).
No obstante, a la hora de aconsejar a alguien es muy importante buscar la dirección de Dios sobre todas las cosas y no basarnos solo en nuestra propia prudencia. Hay principios ineludibles que nunca podemos olvidar si deseamos ser buenos consejeros…
Juntos… Cambiando mentes, cambiando corazones, cambiando vidas.
(http://www.esperanza para el corazón.org)