
Algunas veces la causa de nuestra depresión tendrá que ver más con nosotros mismos que con los acontecimientos que nos desconciertan. ¿Te parece extraña esta afirmación? Eso se debe a que la manera en que reaccionamos a los problemas, las aflicciones o los retos de la vida depende más de nuestra condición espiritual que de la intensidad de los sucesos que nos aflijan.
Cuando no estamos en verdadera comunión con Dios y dispuestos a obedecerle confiando en que él sabe lo que hace, podemos atribularnos hasta en los momentos en que en realidad debiéramos estar felices y agradecidos. Siempre que ello suceda se deberá a que la desobediencia y la culpa pueden conducirnos con mucha facilidad a un proceso depresivo profundo y pecaminoso, tal como veremos en el programa de hoy…