
Hace mucho tiempo leí la siguiente afirmación de la cual no recuerdo su autor: Nadie es malo de repente, el trabajo del maligno siempre empieza lentamente. ¡Qué gran verdad! Por ello es necesario que estemos alertas pues las tentaciones de Satanás para dañar nuestra vida de fe y servicio sincero al Señor, pueden comenzar por sugerencias insignificantes a las cuales no les concedemos mucha importancia.
Sin embargo, con el tiempo y apenas sin percibirlo, ellas irán minando nuestra vida cristiana, dañando nuestra relación con el Señor, apartándonos de la voluntad de Dios y también de una buena y edificante relación con nuestros hermanos en la fe.
Del mismo modo que una enfermedad física puede comenzar por síntomas apenas perceptibles a los cuales no les hacemos caso, la frialdad y el desinterés pueden afectar nuestra vida espiritual comenzando por actitudes y acciones que al parecer, no tienen demasiada trascendencia…