Nuestros errores ocultos

Todos poseemos un concepto sobre nosotros mismos que asumimos como realista y sincero; pero quienes nos conocen íntimamente bien pudieran tener otros criterios. Desde la antigüedad se sabe que conocerse a uno mismo es una de las tareas más difíciles de cumplir para un ser humano. Por lo tanto, no lograremos un conocimiento cabal de quienes somos y de la manera que respondemos a los retos de la vida, si no estamos abiertos a recibir sin ofendernos la información que otros pueden proporcionarnos sobre cómo ellos nos perciben. ¡Todos tenemos defectos y cometemos errores que suelen ser invisibles a nuestros ojos!  

¿Será que tal fenómeno no solo ocurre a nivel personal, sino también con respecto a la manera en que se aprecian a sí mismas las asociaciones humanas de todo tipo, así como las iglesias, las diferentes tradiciones religiosas y hasta las propias naciones y sus gobernantes? Me horroricé cuando alguien de mi denominación me habló de su iglesia local afirmando con insistencia y categóricamente que era la mejor iglesia de Cuba. ¿Podría esa persona, en verdad, tener un conocimiento cabal de todas las iglesias de Cuba como para hacer tal valoración? Es asombrosa la facilidad con que a veces emitimos juicios de valor absoluto sin tener siquiera la menor posibilidad de documentar su certeza.

El antiquísimo libro de los Salmos nos advierte con claridad: ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Sí, es muy difícil reconocer los errores propios con total sinceridad. Lo sabes por experiencia propia, ¿no? Hay extravíos nuestros que no percibimos, así como otros que preferimos o pretendemos ocultar a nuestros allegados. ¿Acaso creemos que ignorar, minimizar u ocultar nuestros yerros nos libra de sus consecuencias? ¿Seremos tan ingenuos?

En cualquier esfera de la vida el reconocimiento sincero de las malas decisiones y acciones es un acto muy valiente, positivo y redentor; tanto cuando nos demos cuenta nosotros mismos o cuando otros nos advierten del error cometido. Solo que para ello hará falta humildad y sinceridad, dos virtudes cada vez más escasas no solo a escala personal sino al nivel de todas las organizaciones humanas, incluyendo las naciones.

El empecinamiento, la obstinación y la incapacidad para analizar con objetividad el valor de las opiniones diferentes cuando se refieren a nuestra conducta o proyectos de vida, suelen ser algunos de los más grandes y frecuentes desatinos que cometemos en el Siglo XXI. La humanidad ignora de ese modo que tal manera de actuar confirma la enseñanza bíblica: Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas (2 Timoteo 4:3-4).   

Mientras tanto, el mundo sigue su loca carrera de desenfreno tan imparable como contagiosa. Seamos humildes cuando alguien nos advierta de alguna conducta o decisión errada sobre la cual no tengamos conciencia total. ¿No es obvio, acaso, que todos podemos equivocarnos? ¿Somos ya tan soberbios que nos negamos a reconocer nuestros errores con completa sinceridad, siempre tratando de minimizarlos? Por ello debiéramos repetir con insistencia la antigua oración del salmista: Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro y estaré limpio de gran rebelión (Salmo 19:13).

No reconocer nuestros errores cuando otros nos advierten sobre ellos, es una rebelión contra Dios y una muestra de soberbia que puede resultar trágica.

«Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame en el camino eterno (Salmo 139:23-24)»

Un comentario en “Nuestros errores ocultos

  1. Muy atinadas estas palabras, Pastor, como siempre.

    Dios le bendiga, guarde y continúe usando para edificación de muchos.

    Saludos afectuosos desde la 1ra Iglesia Bautista de Jovellanos.

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: