
Aunque cuando mencionamos o leemos la palabra adoración pensamos en actividades específicas que hacemos al reunirnos en las iglesias, campamentos o instituciones cristianas con el propósito de alabar a Dios, ¿estaremos claros en lo que ella significa?
La palabra que se traduce como adoración en el hebreo bíblico significa inclinarse, postrarse. Se encuentra por primera cuando Abraham vio a los tres mensajeros que venían de parte de Dios a anunciarle que su esposa tendría un hijo y salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos y se postró en tierra (Génesis 18:2).
De acuerdo a las palabras griegas que se usan posteriormente para hablar de la adoración en el Nuevo Testamento, su sentido original era actuar piadosamente, hacer reverencia, dar obediencia, honrar, dar servicio u homenaje. El Diccionario Expositivo VINE que analiza las palabras del Antiguo y el Nuevo Testamento, afirma que aunque la adoración a Dios no se define en ningún pasaje de la escritura, las palabras y los verbos usados en toda la Biblia para hablar de ella, muestran que la adoración no queda limitada a la alabanza, y que ampliamente puede considerarse como el reconocimiento directo de Dios, de su naturaleza, atributos, caminos y demandas.
Entonces, está claro que nuestra adoración a Dios no solamente tiene que ver con lo que hacemos cuando nos reunimos para adorarle, sino con la manera en que mostremos nuestra comprensión de la naturaleza de Dios, sus atributos y las demandas que nos hace…