
Cuando Jesús dijo: el que ama a padre o madre más que a mí no es digno de mí (Mateo 10:37), ¿estaba enseñando que al decidir seguirle podíamos abandonar totalmente nuestras responsabilidades para con nuestros familiares? De ninguna manera.
Es iluso pensar que al conocer a Cristo nos liberamos de deberes filiales porque ello resulta incongruente con la enseñanza general de la Biblia. Del mismo modo, cuando alguien dijo al Señor: Permíteme que vaya primero y entierre a mi padre, y Jesús le contestó: Sígueme, deja que los muertos entierren a sus muertos (Mateo 8:21-22); bajo ningún concepto podemos interpretarlo como que el Señor le exigía abandonar una acción tan sagrada para los judíos como ofrecer un entierro digno a sus familiares. La frase deja que entierre a mi padre era proverbial. Significaba esperar a la muerte padre —la cual podría ocurrir en un futuro incierto— para solo entonces poder seguir a Cristo. Era una simple excusa justificativa que demostraba poca disposición a pesar de lo que había expresado.
Ningún familiar no creyente puede impedir que sirvamos a Dios, pues ello es una decisión personal, pero la obediencia que debemos al mismo Dios nos exige que les amemos y nos ocupemos de ellos aunque rechacen y desprecien nuestra fe. Por lo tanto, si descuidamos la atención que ellos merecen, nuestra adoración pudiera no resultar genuina…