Sorpresas en el cielo

Cuando ingresé al Seminario Bautista de La Habana en septiembre de 1963 ya el Pbro. Reinaldo Sánchez Llanes se había graduado y era pastor en la Iglesia Bautista de Camajuaní, en la antigua provincia de Las Villas. Como crecí y me formé en otra denominación, no conocía a la mayoría de los pastores bautistas, salvo aquellos que enseñaban en el seminario.

De modo que en medio de una atmósfera muy difícil en el país para con la religión y los creyentes, sufrí la crisis de abril de 1965 y todas sus consecuencias dentro de Convención Bautista de Cuba Occidental. Por lo tanto, siete meses más tarde fui llevado junto a otros doce estudiantes a las UMAP, y solo pude graduarme cuatro años más tarde, todavía sin conocer al pastor antes citado y a su esposa, la misionera Zoila Hernández.   

Solo cuando en 1977 vinieron a pastorear la Iglesia Bautista El Calvario de la Habana, fue que comencé a tratarles y a valorar el ministerio de ambos. ¡Qué siervos de Dios, tan entregados y sin más pretensiones que servir al Señor y a las personas con un corazón generoso y tierno!

Entonces también escuché algunos comentarios y cuestionamientos desagradables que, comparando a Reinaldo con los anteriores pastores de dicha iglesia, expresaban dudas de que él tuviera suficiente preparación, experiencia y capacidad para pastorear la congregación más numerosa de los bautistas occidentales. ¡Qué cosas suceden a veces entre los cristianos!

No obstante, muy pronto fue notorio el exquisito cuidado espiritual que el nuevo pastor ofrecía a su rebaño y el amor que su esposa derramaba a raudales para con todos. Con la humildad que le caracterizaba, Reinaldo se entregó por completo a predicar el evangelio, atender y alimentar con mucho amor y sabiduría a su grey, mientras también cuidaba con esmero el edificio, sede también de las oficinas de la Convención, el cual dada su antigüedad necesitaba difíciles y muy cuidadosas reparaciones. Tal fue así que, disgustado por la calidad del trabajo hecho por algunos ―y entre otras tareas que realizó personalmente―, ¡él mismo, sobre los andamios, colocó nuevas jambas alrededor del cielo raso del techo del templo! Quería que el trabajo restaurador del histórico lugar quedara con la curiosidad que en verdad merecía. Reinaldo estuvo al tanto de cada detalle de la restauración por amor al Señor, a su iglesia y al templo donde se reunían.

Como padecía de Colitis ulcerativa desde principios de la década de 1980, su salud empeoró y el 13 de abril de 1990 fue necesario intervenirlo quirúrgicamente. La magnitud de la cirugía y su estado posterior fueron tales que todos esperábamos su partida con el Señor, más Dios preservó su ministerio por treinta y dos años más. ¡Y qué ministerio! Entonces sí aprendí a admirarlo con toda mi alma, porque entre tantas virtudes evidentes en su carácter y vida cristiana, al tratarlo más de cerca, puedo afirmar que jamás había visto sobrevivir a alguien a una Colostomía y otros males físicos que le afectaron después, con tanta gracia, pulcritud y dignidad, sin quejas, con un espíritu cristiano y una confianza en el Señor que a todos nos inspiraba. ¡Y lo hizo durante treinta y dos años!

Durante el tiempo en que Dios me permitió presidir la Convención Bautista de Cuba Occidental (2002-2007) mi relación con Reinaldo Sánchez se hizo más profunda. Su ayuda, amistad y grandeza de alma fueron definitivas para enfrentar serios problemas y circunstancias que nuestra obra padecía. Como fue tesorero la mayor parte del tiempo de mi período presidencial, su honestidad acrisolada, espiritualidad, sabiduría y capacidad para mediar, marcaron mi vida. Me acompañó en las situaciones más difíciles y complicadas, siempre actuando con rectitud, justeza y seguridad, pero con amor, compasión y humildad cristiana. Ignoro que hubiera sido de mi en determinadas situaciones si él no hubiese estado a mi lado brindando su apoyo y su consejo, siempre atinado y certero. Además me demostró que su compromiso de fidelidad hacia la Convención Bautista de Cuba Occidental y a la obra de Cristo en Cuba era tan profundo e incuestionable como su amor por el Señor y por la iglesia El Calvario.

Tuve el privilegio de predicar el 15 de febrero de 2007 en el culto donde se hizo efectivo su retiro del ministerio activo en El Calvario. Prediqué sobre el pasaje bíblico de Deuteronomio 34:1-12; que narra cuando Moisés sube a la cima del Monte Nebo para contemplar la tierra a la cual no podría pasar tras su largo peregrinaje con el pueblo por el desierto. Usé dicha porción bíblica porque terminar un ministerio activo de 45 años en la forma que Reinaldo y Zoila lo hicieron, era llegar triunfantes al punto más alto del camino, donde podemos mirar atrás y ver cuánto Dios nos bendijo y usó para el bien de muchos. A la vez, desde la cima podemos mirar hacia adelante y reconocer que ya es necesario que otros nos sustituyan, tal vez con menos experiencia, pero con nuevas fuerzas. Escogí el pasaje bíblico, sobre todo, porque me parecía que las palabras “nadie como él” refiriéndose a Moisés (34:11) también eran aplicables al carácter, la fe y el estilo de ministerio de Reinaldo Sánchez entre los bautistas occidentales. En muchos sentidos él fue único e irrepetible, como también lo fue y lo sigue siendo nuestra hermana Zoila, quien a pesar de su dolor y actuales limitaciones, es ejemplo de entereza, fe y confianza en el Señor.  ¡Todos los que conocimos y tratamos de cerca a esta pareja ministerial, hemos sido muy privilegiados!

Solo me queda algo más que señalar. Cuando leemos en la Biblia los requisitos bíblicos para el ministerio pastoral, es indiscutible que Reinaldo Sánchez los encarnó a todos, hasta el último, el cual a veces los pastores descuidamos: También es necesario que tenga un buen testimonio para con los de afuera, para que no caiga en descrédito ni en lazo del diablo (1 Timoteo 3:1-7). ¿Por qué razón un ministro  —quien debe vivir totalmente entregado al Señor y a sus responsabilidades ministeriales—, también tiene que lograr “buen testimonio” de quienes no conocen mucho sobre la fe cristiana, sus bondades ni sus requerimientos? ¿Por qué la Biblia dice que si un pastor no logra buen testimonio para con los de afuera, cae en descrédito y en lazo del diablo? Creo que lo hace porque el mal testimonio de un ministro para con los de afuera alejará irremediablemente a muchos de la fe, pero su buen testimonio personal sí puede influir para acercar muchos a Cristo, incluso después de su partida.   

Gracias, Reinaldo, hermano admirado y tan querido, porque al partir a tu añorado encuentro con tu Señor y Salvador ―tal como deseaste y compartiste muchas veces―, no solo dejaste un buen recuerdo en quienes admiramos tu desempeño e integridad ministerial porque compartimos tu misma fe. ¿Sabes? Al conocer de tu partida, también los de afuera reconocieron tu valor, fidelidad e integridad cristiana y conservarán de ti un buen recuerdo. Tú, tan humilde, y a la vez tan inmenso, lograste que todos los que te conociéramos fuéramos impactados por la profundidad, la sinceridad y la autenticidad de tu fe. ¿Qué más puede desear un ministro del Señor Jesús?

¡Auguro que te esperan muchas sorpresas en el cielo!  

(Con muchísimo amor para Zoila, Abby, Víctor, Samuel, los nietos, familiares y todos aquellos que extrañaremos y recordaremos a Reinaldo hasta el último día de nuestras vidas).

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: